En el siguiente canva encontrarás nuestras propuestas de CONTRA- ANUNCIO
¡ Los papás sí saben comprar pañales!
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¡ Los papás sí saben comprar pañales!
La publicidad ha evolucionado mucho en los últimos años y cada vez
es más consciente de que debe contribuir a romper con los estereotipos de género. Basta con comparar los anuncios de juguetes de hace dos décadas con los actuales.
Buscando anuncios para analizar y sin querer adentrarnos en el mundo de los perfumes, en los que los estereotipos son más que evidentes, hemos tropezado con un divertido anuncio: https://youtu.be/G1de8XqIWDM
¿ Hay una forma distinta de hacer las cosas para chicos y chicas?
¿ Realmente?
¿Crees que estos estereotipos afectan de la misma
manera a unos y a otras?
Creo que afectan por igual a las chicas y a los chicos, pero
que se ha hecho más explícito en el caso de las niñas: desde la publicidad al
entorno familiar. Los vestimos de rosa y azul cuando nacen, les regalamos
muñecos o coches en sus cumpleaños, los apuntamos a fútbol o a ballet...
La pregunta es, ¿ qué sucede cuando empiezan a tener voz? ¿
Cuándo nos manifiestan lo que quieren?
¿ Qué sucede en nuestro entorno cuando una chica quiere
practicar fútbol? ¿ Y si un chico quiere ir a clases de danza?
Un paso más... ¿ qué sucede cuando mi hijo quiere pintarse
las uñas?
Los estereotipos están cambiando, pero despacio...
¿Qué harías para contrarrestar alguno de los
estereotipos que nos señalan en estos vídeos?
El aula es un contexto para impulsar este cambio, poco a
poco.
Las imágenes que se usan en el aula o en los libros de
textos, las actividades que proponemos, los textos que nuestros alumnos de
Bachillerato comentan... ayudarán a ir deconstruyendo esos estereotipos.
¿Podrías señalar algún otro estereotipo sexista que pueda
afectar a un niño o a una niña? ¿A un hombre o a una mujer? ¿Cómo lo abordas o
lo abordarías desde tu ámbito personal, familiar, laboral?
El mundo de las emociones y la expresión de las mismas está
supeditado a esos estereotipos. ¿ Se llora como una chica? ¿ Pelea como un
chico?
Como madre en mi entorno familiar trato de que la expresión
de emociones se aleje de esos estereotipos establecidos y de igual forma, desde
las tutorías o a través de la poesía mostramos la falsedad de esas asociaciones.
Mostrar referentes y hacerles reflexionar sobre la falsedad tras estas
afirmaciones de “género” es la base para crear adultos corresponsables.
Analicemos esta exposición fotográfica:
RETRATOS
EMOCIONALES CONTRA LOS ESTEREOTIPOS DE GÉNERO
Soy profesora de Lengua castellana y Literatura. Hija de maestro. En mi familia, todas mis primas somos profesoras: de Música, de Historia, de Biología, de Arte Dramático, con pocas excepciones.
Pertenezco a esa generación que pudo estudiar, cuyos padres querían que fuera a la Universidad y uw tuviese un trabajo, pero si me paro a pensar, todas mis amigas fuimos a la Universidad, sí, pero muy pocas escogieron una carrera de ciencias. Todas escogimos Humanidades. ¿ Es casualidad? NO. Quizá aquí deberíamos reflexionar sobre la importancia de los referentes.
Si me detengo en mi entorno laboral, todas somos profes. Enseñamos en las aulas a resolver problemas matemáticos, a realizar análisis sintácticos, a hablar en otros idiomas... pero además somos madres, hijas, hermanas...
Las más jóvenes dividen su vida entre corregir exámenes , preparar clases, bajar al parque con sus peques y superar noches sin dormir porque todavía tienen hijos pequeños.
Las que son mayores y tienen a sus hijos fuera de casa, me cuentan cómo ahora atienden a sus padres.
Las que tenemos hijos adolescentes buscamos huecos para reforzarles los estudios, llevarlos a extraescolares y tener a punto la ropa deportiva.
¿Y los padres? ¿ Y los profesores de mi entorno? Afortunadamente, cada vez son más los que también atienden al bebé que llora de noche, los que conocen las agendas repletas de actividades de sus hijos adolescentes y reparten las ajetreadas tardes de horarios imposibles o los que saben que los sábados toca hacer la compra. Pero esa corresponsabilidad en las tareas del día a día, no es del todo real. Mis compañeras están en los grupos de whatapp de cole, son las que se encargan de los disfraces de los niños, las que piden la cita médica, las que compran los regalos de cumple, las que saben qué hay para cenar esa noche o cuándo se cambiaron las sábanas por última vez.
¿ Cuándo se estableció que el funcionamiento de la lavadora o las dosis de apiretal para un niño son parte de los conocimientos adquiridos por la mujer en su código genético?
Nuestro trabajo como profesoras es parte fundamental de nuestra vida y todas queremos impulsar la coeducación desde las aulas, queremos que nuestras alumnas sean ambiciosas en sueños y luchen por lo que quieren ser y que nuestros alumnos lo acepten de forma absolutamente normal y que el día de mañana, cuando se independicen, cuando empiecen a compartir su vida, las tareas domésticas, el cuidado de los hijos y los padres sea "obligación" de ambos, sin que el hecho de ser mujer u hombre suponga un condicionante a priori.
Es lo que deseo para mis alumnas y para mi hija.
Reivindicar el papel de la mujer en todos los campos, científico, artístico y literario es responsabilidad de todos.
Son muchas las campañas que en estos momentos tratan de rescatar del olvido algunas de estas mujeres brillantes ( #nomorematildas ) o de crear referentes para las nuevas generaciones ( #aquíestamos).Pero es importante rescatar a esa mujeres anónimas de nuestro entorno que también han allanado nuestro camino.
Yo siempre he tenido referentes en mi entorno familiar y educativo. Si me detengo a pensar, uno de esos primeros referentes es mi abuela Nieves.
Ella llegó con diez años a nuestro pueblo desde Almansa, para crecer con sus tíos que no tenían hijos. Mis bisabuelos tenían seis hijos y por entonces esto era bastante común. En Alcantarilla, Murcia, pasó el resto de su juventud.
Su tío era maestro y eso le permitió estudiar cuando no era muy común. Terminó el Bachillerato y se puso a trabajar a pesar de que su tía quería que siguiera estudiando. Ella quería ser independiente. Trabajando conoció a mi abuelo y ya no volvió nunca a Almansa, salvo para disfrutar de los veranos con sus hermanos.
Aunque mi abuelo no era partidario de que siguiera trabajando, se negó y ambos montaron un negocio ( lo que antiguamente era una droguería) con la que mantenían a su familia. Tuvieron tres hijas.
Nunca dejó de trabajar. Le gustaba la Economía, hacer pequeñas inversiones en tierras e inmuebles a pesar de que mi abuelo, más prudente, intentaba siempre frenarla. Hoy hubiera sido una gran agente de bolsa.
Su espíritu de lucha la acompañó siempre. Quiso que sus hijas también fueran independientes y que no dependieran económicamente de nadie y era algo que a sus nietas siempre nos repetía.
La recuerdo siempre detrás del mostrador, trabajando: pesando los productos químicos que entonces se vendían a granel, charlando con los clientes o "haciendo la caja".
Mi abuelo enfermó de cáncer cuando aún eran jóvenes y en Murcia no le dieron ninguna esperanza. Entonces hicieron la maleta, cogieron un tren a Madrid sin conocer allí a nadie y dejaron a mi madre, con tan solo 16 años, a cargo del negocio familiar y de dos hermanas pequeñas. Otra luchadora incansable.
En Madrid consiguió que mi abuelo fuera atendido en uno de los mejores hospitales y lo ingresaran durante meses para superar su enfermedad, gracias a un encuentro de película en la estación con un hombre al que mis bisabuelos habían escondido durante la guerra. Juegos del destino.
Mi abuela se hospedó en una residencia de monjas y cada día iba al hospital y una vez a la semana intentaba hablar con mi madre para ayudarla y saber cómo iba todo.
Le encantaba viajar, conocer mundo, pero no pudo hacerlo hasta que se jubiló, y para entonces mi abuelo ya había fallecido debido a un ictus.
Es una de las mujeres que más me ha influido, capaz de encontrar la fuerza para superar las situaciones difíciles y ayudando siempre a sus tres hijas y sus tres nietas mayores, todo un matriarcado.